viernes, 4 de abril de 2014

¿Es esto educar?

¿Podemos decir que esto es educar? ¿De qué sirve la enseñanza, si no les enseñamos que luchen por sus ideales?


Esta imagen plantea si realmente, en la escuela, educamos para la homogeneidad mental... o, por el contrario, para la libertad y la creatividad. Por desgracia, estamos más en lo primero, porque también intentamos, como docentes, enseñar como hemos aprendido nosotros, y eso es un elemento que debemos comenzar a cuestionarnos.

La imagen ilustra con claridad que cada vez más las escuelas (y no sólo las escuelas, sino la educación burocrática a la que estamos sometidos) asfixia nuestra creatividad. Hay numerosas investigaciones que señalan que la creatividad decrece con los años de permanencia en el sistema educativo, de manera que la curiosidad, las ganas de innovar y la disposición a equivocarse, con el tiempo, pasan a comportamientos rígidos e inflexibles. Nosotros, como estudiantes, somos conscientes que se nos obliga a amoldarnos a los patrones establecidos, a adoptar una misma manera de pensar y actuar, al fin y al cabo no interesa que la gente piensa, porque si piensas, actúan y te rebelas.
Desde mi punto de vista, si las escuelas cambiasen, nos estimulasen y todos los docentes diesen la oportunidad de reflexionar y de descubrir nuevos conceptos, los resultados, tanto a nivel académico como a nivel personal, serían mucho mejores.

Esta imagen replantea la función del docente, y la diferencia entre enseñar y adoctrinar.
Como futuros docentes, debemos apartar nuestros ideales y creencias en clase, no podemos inculcar nuestros ideales en nuestros alumnos y alumnas, sino darles la base para que cada uno se reinvente y adquiera sus propias ideas o sus propias formas de ser.
Además, debemos respetar la diversidad en el alumnado y la integración de cada uno de ellos, y no tender a homogeneizar a todos los alumnos conforme un modelo estándar. Estamos acostumbrados que si un niño es muy tranquilo es que pasa de todo, y si es muy nervioso es hiperactivo, y lo que debemos hacer es abrir nuestra mente y dejar que cada alumno y alumna se desarrolle de manera que sea él mismo, y no la silueta de un molde preestablecido.

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