lunes, 20 de julio de 2015

Campo de Trabajo Lázaro 2015

Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

En esta semana, del 12 al 19 de julio, he tenido la oportunidad de vivir una de las experiencias más intensas de mi vida. Ha sido enriquecedora y dura al mismo tiempo.

El Señor es el centro de nuestras vidas.

Consistió en entregar siete/ocho días (depende de cómo se mire) de mis vacaciones para hacer algo diferente, algo productivo y beneficioso para la sociedad en la que vivimos hoy, para la gente con la que nunca se cuenta.

Felices somos en la pobreza, si en nuestras manos hay amor de Dios.

Por las mañanas íbamos a los centros. A mí me tocó ir a Colichet, una casa de acogida para enfermos de sida. Allí había muchas personas que no aparentaban tener dicha enfermedad y que vivían los últimos días de su vida lo más felices posible.

Somos la sal y luz del mundo.

Esto me hizo pensar y recapacitar: ¿por qué nos quejamos por todo y no vivimos el día a día aprovechándolo al máximo? Todos deberíamos tomar ejemplo de ello. Sin embargo, había otras con graves discapacidades físicas o psicológicas, pero nunca dejaban de sonreír, algo verdaderamente impactante. 

No vinimos a ser servidos, sino a servir.

¿Nuestro trabajo? El simple hecho de hacerles compañía y, sobre todo, escuchar y hablar con ellos, algo tan fácil de decir y difícil de hacer hoy en día, eso era lo que necesitaban.

Nuestro peso es amor.

Historias llenas de alegría, desgracia, pérdidas, grandes y difíciles problemas, horror, familias rotas, despedidas, viajes, aventuras, lágrimas, encuentros, buenos y malos momentos y mucho sufrimiento, verdaderas películas de hechos reales de personas que viven aquí mismo, en nuestro mundo, continente, país, comunidad, ciudad y barrio.

Si sacáis a los pobres del Evangelio es que no lo estáis entendiendo.

Te das cuenta de lo que tienes, de lo que puedes perder, aprendes a valorar todas y cada una de las cosas que tienes, todo esto por el simple hecho de escuchar estas vidas, tan diferentes y de personas tan diversas y solitarias.

En los pobres te vimos y pudimos sentir que en ellos siempre tú nos llamas.

Hubo un Adoremus muy especial. Fue el momento en el que mi fe dio un salto. Fue el momento en el que Paloma me acompañó al altar y entre palabras y palabras llenas de sentimientos y cariño me ofreció “atarme al Señor”; y así lo hice. Pidió por mí; eso y sus palabras conmovedoras fueron las que me hicieron llorar, darme cuenta de muchas cosas y que eso significara un antes y un después.

No es lo mismo vivirlo solo que en comunidad.

Gracias, Paloma; no sabes lo mucho que me has ayudado.

Porque es dando como se recibe.

Gracias también a Gloria, por todo su cariño y simpatía en todo momento, por su cercanía y su empatía.

Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Gracias a Álvaro, Gonzalo, Ana, Saray, Fran, Pedro, Dani, Paco, Magdalena, Ángela, Pilar, Nuria, Salva, Juan, Jose, Manu...

Servir a los pobres, servir a Cristo.

Gracias a todos los que habéis participado en este CTL, a los que lo habéis hecho posible. Se os echará de menos.

Estar con los pobres y del lado de los pobres.

¡¡COLICHET SE VA!! Pero volverá ;)

Descálzate, porque el suelo que pisas es sagrado.

viernes, 10 de julio de 2015

Se me hace raro.

Se me hace raro despertarme sin dar el beso de buenos días, sin el altavoz con el que despertar a los pequeños, sin una canción con la que bailar en pleno pasillo, sin un "seño, ¿os ponemos el bikini?"...
Se me hace raro no ver las 100 caritas que veía hace una semana, esas caritas que me alegraban el día, esas caritas que eran todo corazón.
Se me hace raro no tener que despertar a 100 niños y niñas, con la música a todo volumen, que me miraban con sueño a las 9 de la mañana.
Se me hace raro no estar rodeada de 100 renacuajos y 25 compañeros que hacían que lo vieras todo positivo, que no pensaran en nada negativo y que tenías que sonreír pasase lo que pasase.
Se me hace raro que niños y niñas no vengan a buscarme para hacer aquagym.
Se me hace raro no oír a mis "Fénix" gritar: "Con la a, vamos a jugar; con la e, vamos a querer; con la i, vamos a reír; con la o, cantamos la canción, con la u, estamos con Jesús".
Se me hace raro no tener que regañar o decir lo bien que lo han hecho mis pequeños.
Se me hace raro no escucharles decir que el baile está chulísimo, pero que es difícil aprenderlo.
Se me hace raro no acostarme a las tantas de la noche después de una reunión.
Se me hace raro no abrazar a mis compañeros por cualquier cosa y que nos entendamos con la mirada.
Se me hace raro despertarme y no estar rodeada de mis compis de habitación y acostarme sin nuestras conversaciones.
Se me hace raro levantarme con prisas y preguntar si hay oración de monitores.
Se me hace raro no tener las conversaciones con Juanlu mientras se hace el café.
Se me hace raro no llevar la camiseta de monitor del campamento.
Se me hace raro no contar para que los niños y niñas se callen, así como recordar que se ha llegado hasta 10.
Se me hace raro no ver a Tamara con la guitarra tocando, a Nuria y Paloma cantando y a mí bailando el himno del campamento.
Se me hace raro no preguntar a qué hora hay que hacer tal cosa.
Se me hace raro poner cara de confusión cuando los niños preguntaban si había que ponerse chanclas o tenis.
Se me hace raro que los niños me digan, con cara de pena, que su ropa está manchada por culpa de una prueba.
Se me hace raro no hacer la croqueta en las habitaciones.
Se me hace raro no escuchar los chistes de Juanlu y Tamara.
Se me hace raro no echarme unas risas con mi mini-yo de cualquier tontería.
Se me hace raro no estar bailando y montando coreografías por las mañanas en el pasillo, en la piscina...
Se me hace raro que las premonitoras no me llamen mini-Paca.
Se me hace raro no tener esas conversaciones nocturnas con mis compis después de las reuniones.
Se me hace raro no tener que animar a mini-yo cada dos por tres.
Se me hace raro no llevar un horario durante todo el día y que los directores nos metan prisa para intentar cumplirlo.
Incluso, se me hace raro no estar ronca.
En fin, se me hace raro no estar de campamento.

miércoles, 8 de julio de 2015

Carpe Diem.

Y sí, me he caído tantas veces que me sangran las rodillas, pero tengo por consuelo que siempre hay alguien que me ayuda a levantarme. Que por más que grite, hay veces que el mundo no me oye; que por más que quiera crecer, soy más pequeña que nunca.
Porque los malos senderos también hay que vivirlos. Porque siempre hay un recuerdo que hace que tu corazón se rompa en dos. Que cada tres "te quiero" que te dijeron, sólo uno fue sincero. Que aunque hoy veas el mundo color gris, recuerda que el gris también es un color. Que pases una mala racha no significa que tu vida no vale la pena. Hay veces que te levantas con ganas de comerte el mundo y otras que el mundo te come a ti. Unas veces tienes ganas de vestirte más guapa que nunca y otras que te da igual cómo te vean. Que siempre hay una causa para cada acción. Y que la vida son dos días; vívelos al máximo, nunca te arrepientas de aquello que te haya hecho feliz, arrepiéntete de algo que hiciste no de algo que no llegaste a hacer.
Sonríe, ya que nadie lo hará por ti. Sueña.

Señores, señoras, CARPE DIEM.

viernes, 3 de julio de 2015

Un año más, nos despedimos de otro campamento.


Las crononautas más guapas.


Sí, señores, un año más el campamento llega a su final. Un año más estamos felices, con una grandísima sonrisa en la cara de haber podido compartir y disfrutar de toda una semana increíble llena de aventuras aún más increíbles.
Ahora ya podemos descansar y dormir todo lo que no hemos podido.

Puestecillo de "Las Ranas" en la Feria Renacentista.

Son muchas cosas las que dejamos atrás y las que vamos a echar de menos: las risas, los llantos, las bromas, las caídas, los abrazos, los juegos, los besos, los talleres, los bailes, las oraciones... Estas cosas son las que nos harán sonreír al recordarlas, y serán de esas sonrisas que no se borran fácilmente.

La alegría de un nuevo tiempo con Jesús.

Ya lo estamos echando todo de menos y tan sólo ha pasado un día.
El campamento ha llegado a su fin. Gracias por dejarme, un año más, ser parte de este increíble y maravilloso grupo, por haber vivido esta experiencia inolvidable llena de ilusiones, sentimientos y alegrías que no se olvidarán.

Haciendo Aquagym con mis premonitoras favoritas.
La última noche, algunos llorábamos porque son muchos sentimientos los expuestos allí, que más que compañeros hemos sido amigos y que nos vamos a echar muchísimo de menos. Voy a echar de menos muuchas cosas, pero, sobre todo, VUESTRA SONRISA, porque era de lo mejor, alegraba el día.

Entrenando para ser unas buenas crononautas.
Esta aventura ha merecido la pena, y mucho. Ha sido toda una semana llena de momentos y sentimientos.
Trabajando con actitud, compromiso, ganas e ilusión, el éxito estaba asegurado. La complicidad y la alegría fueron un punto clave en esta ventura mágica. No recuerdo un sólo momento sin sonreír, sin apoyarnos en algo.

Grupos Emaús 1 y Emaús 2 juntos en el campamento.
Ha sido una semana llena de momentos indescriptibles, donde he podido conocer más a fondo a otras que ya conocía. Fuimos algo más de veinte monitores alegrándonos el día unos a otros y haciendo felices a más de cien niños. Estos niños fueron los que vivieron una estupenda experiencia y sacaron la mejor de cada uno de los monitores.

Nos vamos al parque acuático.
Era genial andar por cualquier lugar y recibir en todo momento una mirada cómplice, una sonrisa, un abrazo, una palabra bonita. Hemos conseguido, entre todos, sacar todo lo bueno y positivo que cada uno lleva dentro, romper las barreras, abrir el corazón, quitarse los miedos y la vergüenza... ¡Sois espectaculares!

Las compis de habitación.

Gracias a cada uno de vosotros: Claudio, Tamara, Vero, Lole, Patri, Maryola, Paloma, Nuria, Anadeli, Claudia, Julia, Irene, Virginia, Virginia (San José), Borja, Isa, Juan, Belén, Belén chica, Anita, Sonia, Ana García, Juan Luis, Javi, Lucía, Trini, Espe, Aurelio, vicky... Y gracias a Pedro y Jesús por compartir un par de días con nosotros y ayudarnos en todo momento.
Fueron personas que dieron todo lo que pudieron y más, y consiguieron que yo sacara a relucir todos mis sentimientos. Me ayudaron a ser mejor persona.
Gracias por cada gesto, cada palabra, por el apoyo que me habéis dado siempre. Por hacer sentir segura y feliz a vuestro lado.

Un grupo realmente fantástico.

Pero, sí es verdad que hubo personitas que faltaron y que echamos mucho de menos: Padilla, Sara, Nati, Susana, Diego, Ángel, Poe.

Busco en mi vida algo bueno, sé que Dios todo lo hace bueno, vente, descubre otro tiempo en 3, 2, 1...
Gracias a todos por todo. Os llevo en el corazón. Os quiero mucho
Seguro que nos vemos pronto.
Hasta el año que viene.
¡¡CAMPAMENTO 2015, SE OS ECHARÁ DE MENOS. NO LO DUDÉIS!!
Todos y cada uno de los monitores que han hecho posible este campamento. Lo mejor de lo mejor.