sábado, 27 de septiembre de 2014

Somos una sociedad insatisfecha.

"Tuve un mal día", dice alguien que sacó un 3 en un examen...
Dile eso a los millones de niños y jóvenes que en lugar de estudiar se ven obligados a trabajar en condiciones infrahumanas.

"Odio mi cuerpo", dice alguien con unos kilos de más (según estúpidas convenciones sociales).
Dile eso a quienes no pueden ver, caminar, oír o hablar.

"Odio mi trabajo".
Dile eso a quienes tienen hijos a los que les duele el hambre porque sus padres ni siquiera pueden ofrecerles un plato de comido.

"No soporto tener insomnio", dice alguien que no pudo dormir una noche por pensar demasiado.
Dile eso a quienes el dolor físico los mantiene despiertos cada noche.

"Mis padres no me entienden".
Dile eso a los huérfanos que darían lo que sea por un abrazo más a los suyos.

"El amor de mi vida me dejó".
Dile eso a quienes no hayan amado nunca y darían lo que sea por experimentarlo aun sabiendo que terminará.

Vivimos en una sociedad tan acostumbrada a quejarse por lo que no tiene que olvida ser agradecida con todo lo que la vida les brinda.
Alguien podría escribir sobre esto mejor que yo, con más talento o mejor expresión, reflexiono mientras escribo este texto sumándome a la gran cadena de insatisfechos.
Y, luego, pienso: Dile eso a las millones de personas a las que estas situaciones tan dolorosas de la vida ni siquiera les importan.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Y aquí estoy, luchando por la supervivencia en esta sociedad...

Mi vida ha dado un giro de 270º en sentido positivo, me siento orgullosa de estar donde estoy, no lo hubiera conseguido sin caerme unas cuantas veces por el camino para darme cuenta de cómo eran las cosas realmente y saber cómo actuar, qué actitud tomar. La vida no es fácil, tropezar nos da una lección, nos enseña. Es cierto eso que dicen, tu edad no define tu madurez, la definen los hechos. A veces necesitamos perder personas, cosas que apreciábamos, para obtener una recompensa, al principio cuesta hacerse a la idea de que perder algo te va a hacer ganar el doble, pero así es la cruda realidad. Jamás hubiera pensado que mi vida sería así en este preciso momento, pero la vida misma nos sorprende y creo que por una vez en la vida puedo decir, afirmar y confirmar que soy totalmente feliz, después de todos mis esfuerzos logré ser feliz y ser el motivo de mi felicidad.

Pregunta del millón: ¿Qué debo hacer para ser feliz?
Respuesta: Darme cuenta de lo que tengo.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Hay personas que dejan huella.


Hoy, mi entrada va dedicada a una persona muy especial en mi vida. Una persona que es realmente esencial e importante y no sería lo mismo sin ella. Es de estas personas que conoces y que pronto tocan tu corazoncito. Es una persona que llevo conociéndola desde hace casi tres años solamente y me ha demostrado muchísimo más que otras personas. Es una persona que me ayuda a encender la luz de mi interior, por muy apagada que yo la vea. Es una persona que me hace sentir especial con sus actos y con sus palabras. Es una persona que, aunque no me diga nada, sé que está ahí, y eso me aporta un bienestar interior difícil de describir. Es una persona que cuando la conoces tienes la sensación de tener un auténtico tesoro. Es una persona que se dedica y piensa continuamente en los demás y muy poco en sí misma. Es una persona que llegó inesperadamente a mi vida e hizo que mis días fueran más felices.


Esa persona, es PATRI; a la que considero como mi hermana mayor, por todo lo que hace y ha hecho por mí.


Como te he dicho muchas veces, te considero una persona muy importante en mi vida y verdaderamente imprescindible. Y aunque no nos conozcamos de hace mucho (¿qué son tres años en realidad?) te considero un pilar fundamental, porque me has demostrado muchas cosas y valores que nadie había hecho hasta ahora y que yo sola no habría sido capaz de entender o aprender. Has sido mi apoyo en momentos de desesperanza, has escuchado todos y cada uno de mis problemas y, además de tener siempre una palabra de aliento para mí, me has ayudado a solucionarlo. Has estado ahí en los buenos momentos y en los no tan buenos, has seguido a mi lado cuando he hecho que te sientas mal o cuando te he dicho cosas que no eran agradables. Siempre has tenido un abrazo o un gesto cariñoso para mí. Sabes comprender mis distintas situaciones y me ayudas a cambiarlas o a mirarlas desde otras perspectivas; me apoyas cuando necesito que me arropen; te esfuerzas en hacerme ver que las cosas no son como cada uno quiere y que no se puede hacer nada, sólo tener paciencia y esperar el momento; me hablas desde una madurez y desde una sensatez que me hacen reflexionar sobre muchos aspectos que rigen mi vida; escuchas mis problemas, tonterías y situaciones personales por poca importancia que tengan, e intentas echarme una mano para solucionarlo; me dices lo bueno y lo malo en todo momento, con total sinceridad, pero sin perder la sonrisa; me das ese cariño que todo el mundo necesita, pues sabes que soy una persona muy cariñosa, además de que también reconoces cuándo necesito un abrazo. Me has ayudado a no sentirme sola en ningún momento y a saber valorar el lado positivo de la vida. Y eso se agradece.


El campamento de "El mago de Oz" fue nuestra primera aventura juntas, aunque tuvimos otra muuuy pequeña antes, en una convivencia en Estepona de los monitores de 3º y 4º. Pero, realmente, donde nos pudimos conocer y acercar más fue en el campamento. Ahí nos conocimos mucho más y creamos un lazo de amistad que espero que poco a poco se haga cada día más fuerte. Cuando te vi en la primera reunión nunca pensé que ibas a ser tan importante en mi vida como lo eres ahora. Sí supe que congeniaríamos bien porque nos parecemos en muchísimas cosas. Cuando me dijeron que estábamos en el mismo grupo, supe que sería algo increíble; tuvimos mucho amor que darnos entre nosotras y en nada nos hicimos más que compañeras, porque fuimos uniéndonos gracias a nuestra fuerza, positivismo, sonrisa y felicidad, a las ganas de estar en donde fuese y a las ganas de comernos la vida a pedacitos pequeños, saboreándola. Sacábamos sonrisas de donde fuera para ayudarnos mutuamente y ayudar a los demás; siempre teníamos un abrazo o una palabra de aliento entre nosotras y el grupo siempre, siempre, funcionó desde el primer día. Fuimos un grupo activo, con ganas de todo, entregado, alegre... y eso no hubiera sido posible sin ti.
Cuando nuestra aventura acabó, me di cuenta que fuiste mucho mejor de lo que me imaginaba. Para mí ha sido un verdadero placer haberte conocido y haber compartido aquel campamento, y todo lo que eso ha conllevado, contigo. En esa semana me demostraste lo buenísima persona que eres, la confianza que das y la alegría y simpatía que desprendes, y más que una buena amiga, para mí fuiste una hermana mayor, porque me cuidabas, me mimabas y me hacías sentir como en casa. Hiciste que cada momento del campamento fuera inolvidable. Hubo muchos momentos del campamento en los que necesité un abrazo, una palabra de aliento, una conversación, o simplemente una caricia o una sonrisa y tú estuviste ahí, sin que yo te lo pidiera. Con cada abrazo me transmitías paz, confianza, apoyo.
Después de nuestra gran aventura, han venido otras muchas: convivencias, quedadas, Grupos SMV, ferias, carnavales... Y todas estas aventuras quedarán grabadas en mi corazón.
No es con quien pases más tiempo, es con quien tengas mejores recuerdos.


Me has hecho amar la profesión de maestro, gracias por dejarme ver esa faceta tuya con los niños porque eres de las profesoras que siempre son recordadas con cariño y felicidad. Tú me has enseñado lo que es amar un trabajo y salir feliz de él, aunque no haya sido un buen día. Eliges con mucho cuidado las palabras para cada alumno porque sabes que cada uno es diferente, y tienes siempre un cálido abrazo esperando en el momento preciso para quien lo necesite; y eso te hace grande. Que además de conocimientos, enseñas a compartir, a respetar, a superar el fracaso, a caminar por el camino correcto, a soñar... Tú muestras el valor de la solidaridad, la justicia, la cooperación, la amistad, etc.
Creo que he elegido a la mejor persona para hacer mis prácticas, tú. Gracias por hacerme ver que mi verdadera vocación es ser profesora, pues en ti he visto mi mejor ejemplo a seguir.


Cuando te digo que eres como mi hermana mayor no lo digo por decir, sino porque lo siento así; pues me tratas como si fuera tu hermana pequeña: me regañas cuando no como, te preocupas por mí, me regañas cuando no me abrigo, reconoces mis logros y me animas cuando fracaso, no te enfadas conmigo aun teniendo motivos, me demuestras que me aprecias y que quieres lo mejor para mí, me aconsejas y eres sincera, pues me dices lo que tienes que decirme y no lo que yo quiero oír. Además, tú misma me lo dijiste un día: Soy tu mini-yo; soy Patri en versión pequeña.


Un día, cuando yo lloraba, me dijiste: "Sonríe, es mejor que la otra opción" y me animaste. Siempre adoraré ese don que tienes para hacerme sonreír, para animarme, para que deje de estar triste. Porque con tan solo unas palabras, un abrazo, un beso o un gesto me lo dices todo. Tus abrazos hacen que mis tristezas se vayan del cuerpo, porque me siento cómoda, me siento protegida, me siento como si no hubiera nada más importante; y eso te hace ser una persona muy especial en mi vida.


Gracias a ti he aprendido a cuidar de mí misma, a conocerme, a saber mis límites, a valorarme, a saber cuándo parar y cuándo no; he explorado valores que rigen mi vida y que no había tenido demasiado en cuenta, he aprendido a apreciar la vida que tengo y los privilegios de los que disfruto, he aprendido a no ser tan negativa. He aprendido muchísimas cosas de ti, como el compañerismo, la perseverancia, la paciencia, la tranquilidad, la confianza, el respeto, el cariño... y un sinfín de cosas más.


Tengo que confesar que te admiro. Admiro tu persona, tu carácter, tu personalidad... ¡Todo! Así que no cambies nunca, corazón, porque personas tan increíbles y maravillosas como tú quedan muuy pocas.


Es difícil cuando te sientes que tienes que agradecer algo y no sabes cómo hacerlo, o que tienes tantas cosas en la mente y se te pasan todas por la cabeza menos la que puedes hacer... y cuentas los días que quedan para ver a esa persona y agradecérselo a tu manera, como tú quieres... Porque esa persona parece ser que siempre está ahí aunque creas que no, parece ser que esa persona está dispuesta a estar contigo para hacerte feliz, para sacarte una sonrisa cuando más lo necesitas, lo hace sin querer, o a veces lo hace queriendo, pero siempre acabas sonriendo gracias a esa persona. Esa persona se vuelve especial en ti, y no quieres perderla; porque te quiere tal y como eres, a pesar de tus fallos siempre te trata bien y con paciencia... y cuando lo ves todo negro, te consuela, te mima, te dice que te quiere, que todo saldrá bien; ahí es cuando necesitas darle más que un simple gracias, necesitas darle de todo, necesitas decirle lo que sientes por esa persona. Piensas que la quieres más de lo que te puedas imaginar. Esa persona, eres tú, Patri.


Me gustaría darte las gracias, una vez más, por todo lo que has hecho; por pequeño o grande que haya sido el detalle, para mí son importantes esas muestras de cariño. Porque cuando necesitaba a alguien, estabas allí, a mi lado, consolándome, aconsejándome, ayudándome y sonriéndome. Que aunque a veces me trates como a una niña chica, me encanta; porque significa que te preocupas por mí. Que cuando me ves después de un tiempo, me das un fuerte abrazo porque sabes que me gustan.


Gracias por darme los segundos, por aguantarme con paciencia, por enseñarme lo duro de la vida, por estar conmigo y no abandonarme nunca, por la dedicación e interés, por los valores que me inculcas, por recibirme con un sonrisa y un abrazo y despedirme de la misma manera. Gracias por enseñarme no sólo a pensar en grande sino a ser grande. Gracias por guiar e iluminar mi camino, por alejarme de los peligros, por ofrecerme tu mano y por darme todas las herramientas necesarias para crecer.


Gracias por hacerme ver siempre el lado positivo de la cosas, aunque esté todo negro. Gracias por darle color a mi vida. Gracias por preocuparte por mí, por echarte unas risas en los buenos momentos y por tender tu hombro en los malos. Gracias por tu ayuda, tu apoyo y tu sinceridad. Gracias por escucharme, por apoyarme, por ayudarme cuando estoy confundida, por entenderme cuando digo cosas que no son agradables, por soportarme. Gracias por mantener siempre una sonrisa cuando hablas conmigo, eso hace que me sienta mejor. Gracias por tus ánimos, tus ganas y tu ilusión. Gracias por enseñarme el valor de la amistad y del amor hacia las personas. Gracias por limpiar mis lágrimas y aconsejarme. Gracias por hacerme sonreír, incluso en la distancia. Gracias por estar atenta a lo que necesitaba, por ofrecerme tu mano y por ser como eres. Gracias por el cariño que desprendes día a día. Gracias por enseñarme a sumar ilusiones, amigos y esfuerzos. Gracias por ayudarme a madurar e ir creciendo como persona poco a poco. Que sin ti no habría soportado muchos momentos y situaciones y me habría venido abajo. Gracias por aguantar mi locura, que no es poca. Gracias por poner tu corazón en todo momento. Gracias por todos los momentos vividos y compartidos; y los que nos quedan. Gracias por el abrazo más sincero cuando las cosas no salen como yo espero.


Gracias por enseñarme que la verdadera belleza no está en una cara ni cuerpo bonito (donde muchos la buscan), sino que está en el corazón (donde pocos la encuentran).
Gracias por formar parte de mi vida y ser un pilar importante y fundamental en ella. Gracias por aportar felicidad en mi vida en tan poco tiempo, que junto a ti ha sido especial e inolvidable.


Pero, sobre todo, GRACIAS POR LA SONRISA.
Me gustaría agradecértelo todo de corazón, pero para ti, mi niña, mi corazón no tiene fondo.


Para mí eres una gran amiga, y siempre formarás parte de mi vida; hemos forjado una amistad que espero que no se vaya nunca. Que aunque no hablemos todos los días ni nos veamos muy a menudo, sé que si necesito algo puedo acudir a ti y contar contigo, siempre. Tienes un corazón que no te cabe en el pecho. Me has hecho amar, sentir, querer, necesitar, soñar, etc. Con un simple "hola, bonita" o una conversación de un par de minutos (aunque sea por whatsapp) sabes cómo robarme una sonrisa, una de esas que tardan mucho en desaparecer de la cara. Me transmites confianza y tranquilidad. Tienes una personalidad entrañable; eres un amor, un encanto de persona. Sé que puedo confiar en ti, porque me lo has demostrado. Estás como una cabra, y eso me gusta, porque me siento identificada. Eres una de las personas más alegres que conozco, siempre con una sonrisa en la cara. Dicen que "un abrazo es la mejor manera de hablar con alguien cuando no sabes qué decirle"; y tú lo has hecho, me has abrazado en momentos que lo necesitaba y no han hecho falta palabras; además, nada mejor que abrazar a alguien que te quiere, el corazón late distinto y se siente en su lugar.
¡Qué grande eres!


Tú sabes que te quiero un montón, aunque no te lo diga todos los días (pero sí cada vez que puedo). Hemos compartido muchos momentos, desde el más patético hasta el más serio, pasando por el más bonito de todos. Has pasado mis defectos por alto, y eso te hace grande. Me quieres tal y como soy: borde, payasa, ingenua, cariñosa... Me has hecho feliz en muchos momentos y eso se agradece. Cuando necesitaba una palabra de aliento, allí estabas tú para dármela; que cuando necesitaba llorar, fuiste mi pañuelo de lágrimas y tuve tu hombro para apoyarme y llorar; que cuando necesitaba reírme, me hablabas y te preocupabas; y espero que sigas así por mucho tiempo. Que con una simple mirada, o incluso sonrisa, nos entendemos y no necesitamos decir nada.
No me dejas estar triste, porque siempre te tengo a mi lado, animándome y abrazándome si lo necesito.


Decirte que no debes cambiar NUNCA, que debes seguir siendo como has sido hasta ahora y que tu personalidad te hace única. Que eres una joya de incalculable valor y cada día que pasa te haces más valiosa. Eres una bellísima persona, tanto por dentro como por fuera. Que si alguna vez necesitas alguien que te comprenda, que te escuche, que te ayude... en fin, si necesitas una amiga, quiero que sepas que puedes contar conmigo, a pesar de la diferencia de edad.
Eres un ángel que me hace levantar cuando mis pobres alas ya no saben cómo alzar el vuelo.


Te mereces esto y más, mi niña. Te diría que se te quiere, pero se te queda corto, muy corto. Doy gracias a Dios por poner a una persona tan especial en mi camino. Que no hay palabras suficientes en el mundo para decirte lo importante que eres y lo que significa haberte encontrado y ser tu amiga.
Es fácil quererte. Continúa así de especial y no cambies nunca, corazón; y no dejes que nadie borre esa sonrisa tan bonita que tienes.


Ahora ya sabes lo importante que te considero en mi vida y el mucho aprecio que te tengo.


Te quiero mucho, bonita, no lo olvides.
Que la vida te sonría siempre, porque te lo mereces.
Y recuerda: no dejes para mañana los besos y abrazos que puedas dar hoy.
¡¡Hasta siempre, hermanita mayor!!


lunes, 1 de septiembre de 2014

Pequeñas maravillas.

Creo que dejamos tanto de creer en las pequeñas maravillas... bendiciones diría yo... esas sorpresas que te tiene la vida en los recodos, aquello que no planeaste pero que te sucede y te ilumina de una manera tan especial.
En un mundo donde todo parece dicho no se nos habla de esos pequeños instantes que nos cambian la vida.
La familia nace muchas veces de manera inesperada, y quizá ese sea el vínculo más amenazado en este mundo, el que comienza de forma inesperada. Ojalá los padres pudieran sentir ese pulso de vida en el corazón antes de pensar, digo, los que puedan tener esta duda. Y querer dar la espalda.
Igual la que comienza de forma planeada.
La duda, el temor, sólo pueden disiparse con claridad, con transparencia. Buscando el bien superior siempre para los más pequeños, los niños. Son ellos los que llevarán adelante el futuro y los que algún día nos dirán las palabras que hagan falta... para seguir...
La familia es el lugar más íntimo y más auténtico donde aprendemos a conocernos, a amarnos.
Es el ambiente idóneo donde reconocemos que necesitamos recibir y dar apoyo. Necesitamos reconciliarnos, y a pesar de las tristezas o los errores encontramos la fuerza para seguir adelante.
El punto es que no todo se vislumbra como parece, como vemos por el mundo, pues dentro de la familia ocurren casi milagros, son esos pequeños instantes que al final duran más...