Jesús nos ha mirado con amor a cada uno de nosotros, y debemos confiar en esa mirada. |
Cómo expresar unos sentimientos tan grandes después de una nueva experiencia en otro Campo de Trabajo Lázaro (CTL); un año más, me adentro en la aventura de servir a los pobres, de encontrarme cara a cara con Jesús.
Con Él todo habla de misericordia. |
Los jóvenes hemos tenido la posibilidad de rezar, convivir, compartir y aprender; aunque hemos tenido una segunda casa en esta familia, que han sido esos centros que nos han acogido estupendamente y en los que hemos conocido y ayudado.
Estar con los pobres y del lado de los pobres. |
Realmente, Lázaro no nos deja indiferentes. Vamos caminando por las calles sin mirar y observar lo que tenemos a nuestro alrededor, no siendo conscientes de la realidad que tenemos y que no conocemos: tantos problemas, tantas desigualdades... Eso es lo que nos toca el corazón en esa semana.
Servir a los pobres, servir a Cristo. |
Lo que más me llena de esta experiencia son las personas, en general, los compañeros que están conmigo, los mayores, los enfermos, los monitores, los niños, todo lo que pueden dar y todo lo que puedes descubrir en cada uno de ellos.
Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer. |
Confiando en el Señor todo es más fácil, Él es la base y la fuerza en la que nos podemos y debemos apoyar. Nos va llevando de su mano y nos muestra su rostro en cada persona, tanto si está enfermo como si no. Hay veces que cuesta hacer las cosas o tratar con determinadas personas, pero teniendo al Amigo presente, nada te falta.
Porque es dando como se recibe. |
Yo llegué al CTL 2015 por primera vez gracias a la invitación de Paloma Rosa, y enseguida me sentí llamada. En estos dos años, he descubierto que hay muchísima gente que necesita nuestra ayuda, nuestro apoyo, nuestras ganas y, sobre todo, nuestra sonrisa.
Es una semana en la que desconectas por completo del mundo, te olvidas de toda tu vida y sólo piensas en la gente necesitada y con las que convives. Nos ofrece una oportunidad única, la de acercaros a los más necesitados, los preferidos del Señor.
No es lo mismo vivirlo solo que en comunidad. |
Una semana entera para dar y darse, para vivir y compartir nuestra fe con ellos y, como dice nuestro querido Papa Francisco, una semana en la que salimos de nosotros mismo para ir al encuentro de otros.
En los pobres te vimos y pudimos sentir que en ellos siempre tú nos llamas. |
Este año, conocí la Guardería de Santa Teresa. Desde que entré me di cuenta de que es un lugar muy especial, una gran familia formada por las religiosas, las maestras, las educadoras y las monitoras, que luchan, se entregan y se "descalza" cada día ante los niños y adultos del centro. Gracias a todas las personas que trabajan por y para la guardería pudimos comprobar que Dios vive en la sencillez, en la pobreza, en la humildad de todas las personas que sufren.
Si sacáis a los pobres del Evangelio es que no lo estáis entendiendo. |
Además de una Guardería, también se encuentra un comedor social: ¿cuál era nuestro trabajo ahí? El simple hecho de hacerles compañía, servirles la comida y, sobre todo, escuchar y hablas con ellos, algo tan fácil de decir y difícil de llevar a cabo hoy día, eso era lo que necesitaban. Te das cuenta de lo que tienes, de lo que puedes perder, aprendes a valorar todas y cada una de las cosas que tienes, todo esto por el simple hecho de escuchar estas vida, tan diferentes y de personas tan diversas y solitarias.
Nuestro peso es amor. |
Fue una semana muy intensa, donde disfruté del encuentro con el Señor en cada oración, cada gesto, cada risa, cada historia, cada mirada con las personas del centro y del CTL.
Somos la sal y luz del mundo. |
Dios toca, puede que no de forma física, pero toca todos y cada uno de los corazones de las personas. Y a mí en los Adoremus del CTL me toca el corazón y el alma. Son oraciones muy especiales donde hay alegría, juventud y donde no se pierde lo místico del momento.
No vinimos a ser servidos, sino a servir. |
Hubo uno muy importante para mí: Tamara, alguien muy especial para mí, me acompañaba al altar dedicándome unas palabras llenas de sentimientos y cariño; al llegar, me desató la cuerda que impedía mi libertad y pidió y rezó por mí, sus palabras tan conmovedoras me hicieron llorar y reflexionar, haciéndome ver las cosas desde otro punto de vista, darme cuenta de muchas cosas y significando un antes y un después en mi fe. En ese momento yo sentía al Señor conmigo, que me daba fuerzas para dejar el pasado atrás y continuar su camino, a su lado y sin soltarme de la mano.
Gracias a Paloma, Salva, Álvaro, Tamara, Antonio, Lole, Vero, Aurelio, Juanlu, Sofía, Rocío, Gloria, Nando, Nacho, Pedro, Quique... por hacernos disfrutar y acercarnos más al Señor.
Gracias a mis compañeros por estar ahí, por ser una gran familia y por compartir nuestra fe.
El señor es el centro de nuestras vidas. |
CTL se va, pero volverá.
Que Dios os lleve siempre de su mano.
Descálzate, porque el suelo que pisas es sagrado. |