viernes, 27 de junio de 2014

Los síntomas del síndrome de los veintitantos.

La crisis del primer cuarto de vida existe y es algo por lo que todos estamos pasando. Estos son los síntomas del síndrome de los veintitantos.

Es ahora cuando comienzas a darte cuenta de que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás y que cada vez es más difícil ver a todos tus amigos porque tenéis que coordinar miles de horarios: trabajo, prácticas, estudios, viajes, etc. Es por ello que ahora disfrutas más de esa cañita en una terraza, que no es más que una mera excusa para hablar durante un rato y ponerse al día.

Las multitudes ya no son igual de divertidas que antes, ahora incluso de incomodan. Además, extrañas esa comodidad que tenías en el colegio de estar continuamente con tus amigos, en tu grupo. Todo era tan fácil y divertido...


Pero ahora también es cuando comienzas a darte cuenta de que mientras algunos de tus "amigos" son verdaderos amigos, otros no son tan especiales después de todo. Ahora es cuando entendemos que la amistad no se basa en el tiempo, sino en la calidad de esa persona que tienes al lado. Es triste darse cuenta de que las personas son egoístas y que esos amigos que tú creías cercanos, o que conservabas desde hace tanto tiempo, no son las mejores personas que has conocido y que hay más gente a tu alrededor que sí que merecen tu atención.

Ríes con ganas y lloras con menos lágrimas pero con más dolor. Entiendes que el refrán aquel de que el tiempo todo lo cura es mentira, el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías. También ahora es cuando has aprendido que hay un ligero matiz que diferencia las peleas y las discusiones, porque estas últimas nacen desde el cariño y son las que realmente hacen más grande las relaciones.


Ahora es cuando entiendes lo que es hacerse mayor, y que hay momentos en los que tienes que tomar decisiones, que alguien más puede tener la razón y que no se juega con los sentimientos de otras personas.

Has aprendido que las parejas van y vienen, pero que hay gente que siempre estará ahí, independientemente de lo que te ocurra y de los lejos que hayas podido ir: tus amigos. Has aprendido a escuchar y a prestar atención a los pequeños detalles, que son los que marcan verdaderamente la diferencia con el resto.

Te has dado cuenta de que la confianza es algo que primero se siembra, se riega, se cultiva y finalmente se recoge, que hay que saber ganársela y, aún más importante, ser capaz de mantenerla. Y también te has dado cuenta de que nadie va a ser más sincero contigo que un amigo de verdad.

Te rompen el corazón. Y te preguntas cómo es posible que esa persona que había significado tanto para ti también haya sido capaz de hacerte sufrir como nadie lo había hecho antes.

O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor.


Cada vez entiendes menos la diversión de los rollos de una noche y emborracharse. Actuar como un idiota empieza a parecerte algo estúpido e innecesario. Las resacas se hacen más duras y salir tres veces a la semana empieza a ser algo agotador.

Te buscas, tratas de empezar a entenderte y te preguntas qué es lo que quieres y lo que no. Tus opiniones se vuelven cada vez más fuertes y buscas un objetivo en tu vida al cual te diriges paso a paso. Pero eso no significa que aunque a veces te sientas invencible y que vas a comerte el mundo, también haya otras veces en las que tienes miedo y en las cuales te sientes solo y confundido.

De repente te encuentras a ti mismo agarrándote al pasado. Y es ahí cuando te das cuenta de que el pasado se aleja cada vez más y que la única opción es seguir avanzando e ingeniártelas para conservar bien tu presente, ya que será lo único que te acompañe en tu futuro.


De lo que quizás aún no te hayas dado cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos sentimos identificados con lo que nos está pasando. Todos tenemos veintitantos y hay veces que nos gustaría volver a nuestra etapa de quinceañeros. Pero luego nos damos cuenta de que durante el camino han aparecido personas que se han convertido en indispensables en tu vida y a las cuales no renunciarías por volver atrás.

Parece ser que estamos en un lugar inestable, un lugar de paso que todo el mundo llama "los mejores años de vuestra vida". Dicen que es ahora cuando nos encontramos a nosotros mismos y ponemos los cimientos de nuestro futuro y que las amistades que hacemos ahora son las que realmente nos acompañarán durante toda la vida.
"Si parece que fue ayer cuando teníamos 15 años, ¿mañana tendremos 30?"

Quizá lo único que tengamos que tener claro ahora mismo es que tenemos que vivir al máximo para tener algo que contar cuando seamos mayores. Porque la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento.



jueves, 26 de junio de 2014

Verano.

Un día te levantas y la habitación está llena de rayos de sol. El cielo es azul y algunas nubes muy blancas se sientan sobre él. La música regala notas alegres, invitándote a bailar. Y bailas. Sola. Invisible. Sin coreografía. Divirtiéndote a primera hora de la mañana. Como si te esperase un gran día. Uno diferente. Uno de esos para guardar, para escribir, para dibujar. Y te poner tu mejor ropa, deseando que ayude. Y sales a la calle, sonriendo. Pensando en lo bueno que tienes y olvidando lo peor. Agradeciendo el calor y el aire que, de vez en cuando, te saluda. Y entonces lo sabes. Sabes que ya es verano. Que llegó el tiempo de piscina, de playa, de leer por placer, de fiesta, de amigos, de enamorarse. El verano de escuchar música, de dormir sin despertador, de tomar el sol. El verano que deseabas y que te merecías. Pero, sobre todo, un verano especial y diferente gracias a aquellas personas que con una sonrisa, unas palabras o un abrazo hacen que cada día de tu vida sea un día para recordar.

miércoles, 25 de junio de 2014

Tiempo al tiempo.

¿Por qué nos cansamos sin siquiera empezar algo?
Caemos y tenemos que levantarnos solos, supongo que a eso se le llama aprender... ¿O es un error?
Hay dos perspectivas. Cuando caes y te levantas puedes verlo como un error, algo negro, negativo, algo de lo que te arrepientes y que no quieres ni tan sólo mencionarlo, escucharlo o recordarlo; o tal vez se le puede llamar aprendizaje, caes y levantas, ves lo positivo, el lado bueno, sabes que con todas tus fuerzas, y la de los demás, no te permitirás que siquiera roces esa maldita piedra que te estorba en mitad del camino...
Tan sólo corrige, avanza, no desesperes, confía en ti, supéralo, mira al frente, conócete y sé tú mismo.
Tiempo al tiempo.

sábado, 21 de junio de 2014

Felicidades, abuela.

¡¡Muchísimas felicidades abuela, allá donde estés!!
Tan sólo es un día en el calendario, pero es tu día. Perdona mi mala memoria, no sé cuántos cumples... pero sé que hoy tendrías once años más que cuando nos dejaste.
He de decirte que no ha habido un solo día en el que no me haya acordado de ti.
Tú eras mi consejera, mi compañera, mi “colega” de travesuras, mi amiga, la persona que más me cuidaba, la que más me quería... No me diste la vida, pero me enseñaste a vivirla.
Sé que estés donde estés me estás protegiendo y que estás orgullosa de mí, aunque me equivoque a veces.
Intento hacerlo todo bien, intento dar sin pedir nada a cambio, intento proteger y querer mucho a la gente, intento ponerle ganas a todo, intento reírme y hacer reír a la gente, intento tener un corazón enorme... pero no abuela, no puedo llegar a ser tan perfecta como tú.
Aquel día, yo perdí a una persona especial; pero gané un ángel para siempre.
Sólo espero que, estés donde estés, sepas que tu nieta te quiere, te admira y te recuerda como nadie. Seguirás viviendo en mí, sigues viva entre mis recuerdos.
Muchísimas felicidades abuela.
Un beso enorme para la gran estrella que nos ilumina en el cielo, tú.

                                                 

miércoles, 11 de junio de 2014

Saltar o no saltar, esa es la cuestión.

¿Alguna vez has sentido que estabas al borde de un precipicio? ¿Alguna vez has tenido la sensación de que tu vida pendía de un hilo? Al menos una vez en tu vida vas a pasar por esto, al menos una vez vas a sentirte en lucha contigo mismo entre lo que sientes y lo que piensas. A veces dejamos de hacer cosas que sabemos que debemos olvidar por miedo al desapego, miedo a perder aquello que amamos aunque no nos conviene. A veces, hacemos cosas que sabemos que no nos corresponden pero que no podemos evitarlo porque en ese instante lo necesitamos. A veces, nos enfadamos con nosotros mismos por no ser capaces de tomar una decisión, dar un paso que de una u otra forma cambiará el curso de nuestra vida. Esto nos pasa con la familia, con los estudios, con los amigos y sobre todo con el amor. Esa sensación de estar al borde de un precipicio con la duda constante de si saltar o alejarnos de él. Esa constante lucha entre lo que sentimos y lo que sabemos que debemos hacer. La pregunta es: ¿A quién darle la razón, a tus sentimientos o a tus pensamientos? A veces, no encontramos una respuesta a tal pregunta y eso nos hace pararnos al borde de ese precipicio sin saber si saltar o alejarnos de él. A día de hoy yo aún vivo en esa incertidumbre, pero algún día encontraré la respuesta... mientras tanto me sentaré a meditar sobre todo esto que os acabo de contar.

domingo, 1 de junio de 2014

Feliz cumpleaños, cosita bonita.

Hoy quiero dedicar mi entrada a una personita especial. Una personita que conozco desde no hace mucho, prácticamente nueve meses solamente; y que se ha convertido en un pilar importante. Son de esas personas que nunca te fallan, que siempre están ahí animándote, apoyándote, dándote cariño y dándote consejos, personas con las que da gusto estar, personas sinceras, personas que te dicen la verdad aunque duela, personas que te sacan una sonrisa en todo momento por muy mal que estés, personas que te abren su corazón y hace que abras el tuyo también... PERSONAS ESPECIALES.
Me ha demostrado el significado de la palabra AMISTAD. Porque con una mirada nos entendemos perfectamente, porque no hace falta hablar para saber lo que vamos a decir.
Es mi compañera de copas, de lágrimas y, sobre todo, de RISAS, ¡¡QUE ES LO IMPORTANTE!!

Gracias por todo. Te quiero MUCHO, y lo sabes.