sábado, 26 de julio de 2014

PARA TI, MADRINA.

Ella es todo corazón.

El día de mi santo (sí, hoy, 26 de julio, es Santa Ana) quiero dedicarle una entrada a una persona muy importante en mi vida, muy especial para mí, mi madrina de campamento, Espe. En un año y poco ha pasado de ser una desconocida a un pilar imprescindible para mí, llegando a ser como mi hermana mayor.

¿Cuándo empezó nuestra amistad? Algunos se reirán, pero no es necesario recordar el día exacto en que todo comenzó; quizá, a primera vista, no teníamos previsto que algún día llegáramos a ser amigas; pero, a lo largo del tiempo, sin proponérnoslo, hemos ido sellándola con la confianza, el respeto, la tolerancia, el cariño... Únicamente las verdaderas amistades dejan huella, y ella ha dejado una huella enorme en mí.

Gracias a ella, cada momento ha sido una experiencia inolvidable, haciendo, a su vez, que no me arrepienta de haberlos vivido, recordándolos con una enorme sonrisa; incluyendo los malos momentos, que los ha habido, aunque siempre había un abrazo por ahí que hacía que no fueran tan malos...
Hemos cantado, hemos gritado, hemos bailado, hemos reído, hemos llorado, nos hemos abrazado, nos hemos besado, hemos corrido, nos hemos mirado, nos hemos sonreído, nos hemos hecho fotos, nos hemos caído y levantado, hemos inventado, hemos imaginado, hemos nadado, nos hemos mimado, nos hemos quedado afónicas, hemos pasado hambre y viceversa, hemos sido cómplices una de la otra, nos hemos puesto malas... ¿Entendéis ahora por qué cada momento a su lado es único? Ella hace que cada experiencia, cada viaje, sea increíble, inolvidable, fantástico, inmejorable... Todos estos momentos nos serán útiles durante toda la vida, para aprender de los errores y, por supuesto, para recordar viejas aventuras.
Gracias a ella he aprendido a cuidar de mí misma, a conocerme, a saber mis límites, a saber cuándo parar y cuando no; he explorado valores que rigen mi vida y que no había tenido demasiado en cuenta, he aprendido a apreciar la vida que tengo y los privilegios de los que disfruto. He aprendido muchísimas cosas de ella, como el compañerismo, la perseverancia, la paciencia, la tranquilidad... y un sinfín de cosas más.

Hace un año, estábamos las dos de campamento, en el mismo grupo y fue algo increíble. Tuvimos muchísimo amor que darnos entre nosotras y en nada nos hicimos más que compañeras, porque fuimos uniéndonos gracias a nuestra fuerza, positivismo, sonrisa y felicidad, a las ganas de estar en donde fuese y a las ganas de comernos la vida a pedacitos pequeños, saboreándola. Sacábamos sonrisas de donde fuera para ayudarnos mutuamente y ayudar a los demás; siempre teníamos un abrazo, o una palabra de aliento, entre nosotras y el grupo siempre, siempre, funcionó desde el primer día. Fuimos un grupo activo, con ganas de todo, entregado, alegre... y eso no hubiera sido posible sin Espe. Ese año, la convertí en mi madrina, y estoy segura que ha sido una de las mejores cosas que pude hacer.
Ella ha sabido ejercer de madrina (amiga, hermana... como queráis llamarlo) y lo sigue haciendo. Ella confía y se preocupa por mí. Nunca ha perdido la paciencia, ni la sonrisa. De ella, he aprendido que el balance de las cosas siempre es positivo y que hay que mirarle el lado bueno a todo. Ella es como una especie de superheroína que me saca de algún que otro apuro.

En este año y poco, me ha demostrado muchísimo más que otras personas que han estado conmigo casi toda una vida, porque ella demuestra el valor de la amistad, no hay más que mirarla y sentirlo.
Apenas nos vemos; pero en eso consiste la amistad, en que podemos estar una larga temporada sin vernos (echándonos de menos) que, cuando llega el día, ahí estamos las dos, esperando, abrazándonos.

Es difícil cuando te sientes que tienes que agradecer algo y no sabes cómo hacerlo, o que tienes tantas cosas en la mente y se te pasan todas por la cabeza menos la que puedes hacer.. y cuentas los días que quedan para ver a esa persona y agradecérselo a tu manera, como tú quieres... Porque esa persona parece ser que siempre está ahí aunque creas que no, parece ser que esa persona está dispuesta a estar contigo para hacerte feliz, para sacarte una sonrisa cuando más lo necesitas, lo hace sin querer, o a veces lo hace queriendo, pero siempre acabas sonriendo gracias a esa persona. Esa persona se vuelve especial en ti, y no quieres perderla; porque te quiere tal y como eres, a pesar de tus fallos siempre te trata bien y con paciencia... y cuando lo ves todo negro, te consuela, te mima, te dice que te quiere, que todo saldrá bien; ahí es cuando necesitas darle más que un simple gracias, necesitas darle de todo, necesitas decirle lo que sientes por esa persona. Piensas que la quieres más de lo que te puedas imaginar. Esa persona, es mi madrina.

Espe, GRACIAS. Gracias por darme los segundos, por aguantarme con paciencia, por estar conmigo, por enseñarme lo duro de la vida, por la dedicación e interés, por los valores que me inculcas, por recibirme con una sonrisa y un abrazo y despedirme de la misma manera. Gracias por regañarme cuando no hago bien las cosas, por limpiar mis lágrimas, por aconsejarme, por motivarme a salir adelante en todo momento, por enseñarme no sólo a pensar en grande sino a ser grande. Gracias por estar atenta a lo que necesito, por guiar e iluminar mi camino, por alejarme de los peligros, por ofrecerme tu mano y por darme todas las herramientas necesarias para crecer. Gracias por TODO. Y GRACIAS POR LA SONRISA Y POR SER COMO ERES, POR SER TÚ.
También agradecerle aquel gesto que tuvo conmigo en la Prepascua; cuando se acercó a mí para tenderme su mano, para decirme que estaba ahí, que quería darme apoyo y ánimo y que contara con ella para lo que quisiera. Me emocioné muchísimo porque no me lo esperaba, pero a la misma vez quería que lo hiciera. En ese momento, pensó en mí, me dedicó unas palabras preciosas y me abrazó; fue una de las únicas que tuvo ese detalle conmigo y ahí volví a ver lo grandísima y maravillosa persona que es. Todos los días, al levantarnos, me daba los buenos días con un abrazo (aunque en el campamento hacía lo mismo). Fue un gesto que no olvidaré nunca, al igual que a ella tampoco la olvidaré.
Me gustaría agradecérselo todo de corazón, pero para ella, mi querida madrina, mi corazón no tiene fondo.

Siempre he podido contar con ella para todo; y las veces que no ha podido ayudarme, sé que no estaba en su mano y que verdaderamente no podía.
Me ha ayudado a no sentirme sola en ningún momento y a saber valorar las cosas.
Me ha demostrado que está ahí para todo, todo, todo... que si tengo problemas, ahí está para apoyarme, echarme una mano o regañarme cuando lo merezco; que si hemos tenido riñas hemos sabido perdonarnos como buenas personas y, sobre todo, buenas amigas, que... esperad... ¿riñas? ¿con Espe? ¡¡Imposible!!

A su lado, he amado, he corregido mis equivocaciones, he vivido con alegría, he superado dificultades, he tenido fortaleza y personalidad, he abierto mi corazón, he madurado y he sido mejor persona. No puedo estarle más agradecida.
Tiene un corazón que no le cabe en el pecho; y espero que un cachito de ese corazón sea para mí, para que no me olvide.

Ella sabe que la quiero un montón, aunque no se lo diga todos los días (pero sí cada vez que puedo).
Sin ella no habría soportado muchas cosas y me hubiera venido abajo. Hemos compartido muchos momentos, desde el más patético hasta el más serio, pasando por el más bonito de todos. Ha pasado mis defectos por alto, y eso la hace grande. Me quiere tal y como soy: borde, payasa, ingenua, cariñosa... Me ha hecho feliz en muchos momentos y eso se agradece. Cuando necesitaba una palabra de aliento, allí estaba ella para dármela; que cuando necesitaba llorar, ella fue mi pañuelo de lágrimas y tuve su hombro para apoyarme y llorar; que cuando necesitaba reírme, me hablaba y se preocupaba; y espero que siga así por mucho tiempo. Que con una simple mirada, o incluso sonrisa, nos entendemos y no necesitamos decir nada.
Ella hace que cada día sea especial y alegre.
Ella no me deja estar triste, porque siempre la tengo a mi lado, animándome y abrazándome si lo necesito.

Desde aquí, decirle que no debe cambiar NUNCA, que debe seguir siendo como ha sido hasta ahora y que su personalidad la hace única. Que es una joya de incalculable valor y cada día que pasa se hace más valiosa. Es una bellísima persona, tanto por dentro como por fuera. Que si alguna vez necesita alguien que la comprenda, que la escuche, que la ayude... en fin, si necesita una amiga, quiero que sepa que puede contar conmigo, a pesar de la diferencia de edad.
Ella es un ángel que me hace levantar cuando mis pobres alas ya no saben cómo alzar el vuelo.

Para acabar, sólo decir que no sé si sabréis lo que cuesta escribir estas cosas porque no sé si lo habréis hecho alguna vez; y no, no me refiero a escribir meras palabras, sino a dedicarle una entrada, unas palabras que salen desde lo más profundo del alma, a un pilar fundamental para ti. Cuesta muchísimo, porque a veces te atrancas y te quedas pillada pensando en diversos momentos compartidos y te hacen recordar; yo ahora mismo estoy emocionada escribiendo todo esto y pensando que nos volveremos a ver otro día para recordar todas las experiencias, para abrazarnos, para vivir otra aventura. No sé por qué cuesta tanto decirle a la gente lo que la queremos, no lo entiendo; no sé por qué es tan difícil darle las gracias a alguien o pedirle perdón; lo que sí sé es que yo no soy así, yo no quiero arrepentirme un día de no haberlo dicho, de no haberlo hecho, de no haberlo pedido... y sí, esto también ha sido gracias a ella, lo aprendí de ella, porque fue la que me abrió los ojos y la que me hizo reflexionar en que si tienes una oportunidad de demostrarle a alguien lo que significa para ti tienes que aprovecharla.

Espero que esto no se quede en meras palabras y sirva para comprender que esta persona ha sido, es y será una de las mejores, alguien especial e imprescindible en mi vida.

Te quiero muchísimo chiqui, lo sabes.

1 comentario:

  1. Qué preciosidad de entrada, muchacha.
    Se nota que hay un cariño especial y que os adoráis la una a la otra.
    En la foto se os ve muy bonitas y muy abrazadas, eso es porque os queréis y porque vivís el momento.
    Tu madrina tiene que estar muy orgullosa de ti y de tener una ahijada tan sentimental y cariñosa como tú y le tienen que haber encantado estos sentimientos tan profundos.
    Leo tu blog cada vez que puedo, no dejes de escribir, lindura.
    Un saludo linda.

    ResponderEliminar